domingo, 16 de septiembre de 2012

viejerío.

Y pues todas nos quejamos de los hombres...

Una de los sentidos, otra de los jodidos, yo de los patanes y otra más de los ausentes (bueno, de "las".. pero se solidarizó).

Yo creo que nuestras quejas deben de decir algo sobre nosotras. ¿Qué? eso sí no lo sé.

martes, 11 de septiembre de 2012

No llores de más

"No llores de más" me dijo.

Visto desde el punto de vista objetivo, punto que casi siempre se obtiene cuando ya pasó toda la tormenta, uno siempre llora de más. Una hora, un día, un año o diez. Pero desde el punto de vista del sentimiento no se llora lo suficiente.

Incluso cuando uno dice que está cansado de llorar, que ya no tiene lágrimas, que se secó y que ya no siente nada y que qué coraje haber desperciado tanto llanto en algo o alguien, a veces el recuerdo asalta y nos roba unas lágrimas más.

Por frustación, coraje, amor, cansancio o por el estúpido "timing", pero creo que uno siempre termina llorando de más. Tarde o temprano, pero ojalá me equivoque.

Yo creo que uno debería poder llorar todo lo que quisiera. Hartarse de llorar, hasta que se hinchen los ojos y duela la cabeza y que llore uno por el hecho de estar llorando. Pero no lo hacemos porque nos han dicho y nos hemos dicho que sólo debemos llorar tantito, amarrarnos los pantalones y seguir dándole trancazos a la vida hasta que la muy perra se digne a darnos algo de cariñito.

 Con el tiempo uno se hace experto en no llorar tiempo extra. Una hora, una noche y no más. Y si se nos quieren salir algunas lagrimitas fuera del tiempo destinado a eso, lloramos para adentro o lo ignoramos. Yo digo que eso es lo correcto pero mi corazón dice que no, que uno debería llorar hasta que ya no pueda y siempre que quiera.

Pero el muy maldito no tiene llenadera, así que mejor no le hago caso.