jueves, 8 de mayo de 2014

Masculino.

La testosteron le daba esa magnífica mandíbula cuadrada y junto con su nariz recta, su cara tenía hermosas proporciones. No hermosas de niño bonito. Eran de hombre muy hombre. Alto y seguro, no musculoso pero con las amplitudes y estrecheces donde Dios mandaba. Era algo bonito qué ver en esa plaza a mediodía mientras yo buscaba una sombra para esperar. Como lagartija.

Cabello corto y despeinado cuidadosamente. Botas y un pantalón con el ajuste adecuado. Sí. Muy bonito de ver... pero nada más.

Y yo ya me iba porque estaba aburrida. Lo que me alborotó los ovarios fue que llegara ese niño y él tiernamente, lo tomó de la mano.

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