lunes, 23 de mayo de 2011

De la promesa.

Y siempre que quiero escribirte me pregunto "como para qué?" Yo sé lo que quiero pero tú no lo quieres así que no tiene caso.

Te ví y no supe qué hacer. No fue lo más inteligente pero fue lo único que se me ocurrió. Yo prometí no volver a molestarte y mira: no lo hago. ni siquiera verás esto. Ni sabrás de las noches en que me muero por saber de tí pero no hago nada. Ni de las veces en que lloro. Ni de las veces en que, borracha, me aguanto las ganas de escribirte. O cuando escucho alguna canción y me imagino que volveremos a estar juntos pero me regreso a la realidad con tu "no, ya no te quiero". Y sigo fiel a mi promesa de no molestarte. Te dejo vivir y yo trato de hacer lo mismo. Aunque el aceptar vivir sin tí es como aceptar una enfermedad crónica.

Y pensarás en mí? y cómo lo harás? y será mejor que yo? Y alguna vez el dolor de la pérdida se irá? Por más que trato no me quito la idea de que perdí mi única oportunidad de amar y de ser correspondida. Por lo menos de la manera en lo que lo hice. En la que lo hago.

Pero mira: no te molesto. Yo prometí no hacerlo y cumplo mis promesas. Claro que también prometí, junto contigo en la madrugada, frente a la puerta de mi casa, nunca dejarte de amar.

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